Sobre la igualdad, los portavoces y las portavozas
Irene Montero, «portavoza» de Podemos en el Congreso, vuelve a la carga, siguiendo los pasos de la ex Ministra de Igualdad, Sra. Bibiana Aído y su memorable «miembras», inventándose términos en aras de «avanzar en la igualdad entre géneros» y de «visibilizar a la mitad de la población que ha sido invisibilizada» después de «demasiados siglos» de un uso del lenguaje «como instrumento para perpetuar el machismo» en la sociedad. Nada importa que, etimológicamente, «portavoz» signifique «el que porta la voz» y su equivalente femenino sería «la que porta la voz»: la señora Irene se reafirma en el uso de la «nueva palabra» (o palabro, que sí que existe en el Diccionario y su definición va como calzada a lo dicho por la «portavoza»).
Siguiendo esta veta de sabiduría popular, humildemente sugiero la ampliación del diccionario y diccionaria con más palabras/palabros para evitar estas limitaciones y estos limitacionos que, al parecer, molestan tanto a las feministas y los feministos, y así ofrecer a los jóvenes y las jóvenas una educación igualitaria, comenzando desde el lenguaje y la lenguaja, derechos y derechas que altos cargos y altas cargas de algunos partidos y partidas defienden con tanto ahínco y tanta ahínca.
Sin duda esto será un gran avance en favor de la igualdad entre el hombre y la mujer, que nunca estará completa hasta que no convirtamos nuestro/a lenguaje/ja en la más aséptica de las formas de comunicación posibles.
- Ante la evidente injusticia (e injusticio) al nombrar al género humano y la génera humana, solicito que se diga siempre «personas y personos«, evitando así la/el discriminación de género/a al utilizar dicha palabra.
- Con los avances en paridad y paridod (¿paridez?), exijamos por fin que al máximo poder legislativo/a español/a se le denomine, no ya Parlamento, sino Parlamento y Parlamenta, que queda muy mono/mona y muy progre/progra. Y, por supuesto, que se sustituya uno de los leones de la entrada del Congreso y la Congresa por una leona.
- Adecuemos también algunas profesiones al nuevo estatus: digamos guitarristo y guitarrista, futbolisto y futbolista, astronauto y astronauta, pianisto y pianista, ajedrecisto y ajedrecista, alpinisto y alpinista, analisto y analista, anestesisto y anestesista, artisto y artista, automovilisto y automovilista, dentisto y dentista, oculisto y oculista, recepcionisto y recepcionista, etc… La lista es demasiado extensa para un humilde post como este.
- Igualmente, habrá que comenzar a utilizar «familia y familio«, máxime aún cuando el concepto de familia se ha ampliado y, claro, ciertos colectivos podrían molestarse si nos dirigimos a ellos en femenino (o femenina).
- Es más que evidente que tendremos que acostumbrarnos a oír llamar al órgano sexual masculino en su vulgar forma «pollo» o «picho» y no sus equivalentes o equivalentas femeninos/as utilizados actualmente, ya que las feministas y feministos pueden sentirse molestadas/os ante el uso del femenino en dicho órgano del que, por otra parte, ellas carecen, evidentemente.
- Y ya que hablamos de partes del cuerpo y cuerpa, sería injusto nombrarlas a todas con el desagradablemente masculino «órgano»… reivindiquemos, pues, la más ecuánime y universal expresión «órgano y órgana«. Así quedarán perfectamente ajustadas a derecho y Ley de Igualdad todas las «partes y partas y partos» de nuestro cuerpo.
- Evidentemente, habrá que pedir a todos los artistos y las artistas y a los compositores y las compositoras de canciones que se ajusten a tan importante cambio linguístico, y adapten sus trasnochados textos de acuerdo a la nueva ola de libertad y libertod que se nos augura en el futuro y la futura. Digámosle, por ejemplo, a nuestro querido Serrat que avance con los tiempos y las tiempas y «Tu nombre me sabe a yerba» pase a adaptarse a «Tu nombre me sabe a yerba y a yerbo«.
Tengo más aportaciones y aportacionos que hacer, que gustosamente desgranaré si a nuestra querida diputada le place escucharlas.
Siento si en este breve texto no he equiparado todas las palabras… me queda mucho que aprender aún y, por otra parte, desconozco los/as equivalentes/as masculinos/femeninas de algunos términos; por ejemplo, «la educación», tan necesaria y tan ausente a veces.