Para que la paz sea algo más que una palabra
Para que la paz sea algo más que una palabra,
tendré que arrimar el hombro y ponerme a trabajar
y en el día a día convertir los actos de violencia
en frutos de serenidad y esperanza.
Para que la paz sea algo más que una palabra,
buscaré en mi interior lo que me hace violento
en mi casa, mi trabajo, con mis amigos y conocidos
y extirparé de mi corazón todo odio
que me separa de mi meta.
Para que la paz sea algo más que una palabra,
tendré que volver a decirme a mí mismo
que lo primero será siempre pacificarme yo
para así poder pedir la paz,
y ser de Dios
para acercar el Reino de paz a los hombres.
Para que la paz sea algo más que una palabra,
contaré con el aliado divino que me acompañará,
al Señor de la paz,
cordero de Dios que superó la violencia
mostrando la otra mejilla
y perdonando a quienes le clavaban la corona de espinas.