En el día del Seminario
Además del día del Padre, el 19 de Marzo la Iglesia celebra una jornada de oración y reflexión por los seminaristas.
Dicen las estadísticas que, en estos momentos, hay 1.224 seminaristas diocesanos en España, de los cuales el 12,24% están en seminarios «Redemptoris Mater», ligados al Camino Neocatecumenal.
No tengo datos sobre seminaristas en congregaciones religiosas. Los que más cerca conozco, los Padres Paúles1, viven una sequía vocacional que provoca, entre otras cosas, que la edad media de esta congregación, en España, supere los 65 años. Más dramática, si cabe, es la situación de las Hijas de la Caridad, que ven descender imparablemente sus vocaciones en nuestro país.
Por tanto, en nuestro país hay un seminarista diocesano por cada 37.000 habitantes, aproximadamente. Este promedio varía de diócesis a diócesis, desde las que tienen más de un seminarista por cada 15.000 habitantes, como son Teruel, Toledo, Tarazona, Huesca y Jaca, hasta las que este promedio sube a un seminarista por 100.000 habitantes, o más: Tortosa, Gerona, Zamora, Bilbao, Calahorra, Sant Feliu de Llobregat, Tarragona, San Sebastián, Astorga, Canarias, Mallorca, Vitoria y Barbastro.
Algunos datos para la reflexión:
- El número de sacerdotes en España baja a un ritmo de 200 por año.
- Prácticamente la mitad de los sacerdotes españoles están jubilados.
- El número de sacerdotes diocesanos se ha reducido aproximadamente a la mitad en cincuenta años.
- El número de seminaristas se ha reducido en más de un 65% en cincuenta años.
- A nivel mundial, de cada 100 candidatos al sacerdocio, 32 eran americanos, 26 asiáticos, 21 africanos, 20 europeos y 1 de Oceanía2.
Por poner un ejemplo: en Asturias, en 2008, había 226 sacerdotes en activo , frente a los 330 del 2004, para atender a 934 parroquias y sólo 105 menores de 65 años. Bien es cierto que estos sacerdotes contaban con la ayuda de 49 religiosos.
Como miembro de la Iglesia me preocupa, y mucho, esta realidad. Me preocupa que tengamos seminaristas que se formen para ser buenos pastores. Dejemos para otro momento el análisis de las causas de esta situación, y recemos a Dios para que la Iglesia sea faro de esperanza en el mundo, y los sacerdotes servidores del pueblo y entregados en su vocación.
¿A quién enviaré? ¿Quién irá a hablar por mí?
¡Oh Dios! , envíanos locos,
de los que se comprometen a fondo,
de los que se olvidan de sí mismos,
de los que aman con algo más que con palabras
de los que entregan su vida de verdad
y hasta el fin.
Danos locos, chiflados,
apasionados, hombres capaces
de dar el salto hacia la inseguridad,
hacia la incertidumbre de la pobreza;
que no utilicen su superioridad en su provecho.
Danos locos, locos del presente,
enamorados de una forma de vida sencilla,
amantes de la paz,
puros de conciencia,
resueltos a nunca traicionar,
capaces de aceptar cualquier tarea,
de acudir donde sea,
libres y obedientes,
espontáneos y tenaces,
dulces y fuertes.
Danos locos, Señor, danos locos.
