Todo mi corazón
Todo mi corazón, ascua de hombre
clama inflamado hacia Ti.
Todo mi ser se eleva
y ansía conocer tu rostro.
¡No me escondas tu rostro, Señor!
Hay tantos que no te conocen,
que no han gustado de Ti…
pero yo te busco, Señor
y desde mi juventud
anhelo cada día ser más amigo tuyo.
En mi corazón te llamo,
Jesús, amigo.
Y en mi corazón
algún día te he de encontrar.