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En caso de duda…. Misericordia

En caso de duda…. Misericordia

Después de escuchar las noticias en los periódicos sobre el nuevo libro de Benedicto XVI, y específicamente su opinión respecto al uso de los profilácticos, con titulares como «El Papa aprueba el uso del condón«, preferí esperar a leerme el libro de donde salía el titular antes de formarme una opinión que (sabía de antemano) los medios de comunicación habrían sacado de contexto.

Ahora que ya he acabado el libro «Luz del mundo», que se lee bastante rápido. El libro es una larga conversación del Papa con Peter Seewald, periodista, un libro suficientemente ameno e interesante.

Y esto es lo que dice respecto al tema de los titulares periodísticos:

Pregunta: Usted declaró en África que la doctrina tradicional de la Iglesia ha demostrado ser un camino seguro para detener la expansión del VIH. Los críticos, también de las filas de la Iglesia, oponen a eso que es una locura prohibir a una población amenazada por el sida la utilización de preservativos.

Respuesta: El viaje a África fue totalmente desplazado en el ámbito de las publicaciones por una sola frase. Me habían preguntado por qué la Iglesia católica asume una posición irrealista e ineficaz en la cuestión del sida. En vista de ello me sentí realmente desafiado, pues la Iglesia hace más que todos los demás. Y sigo sosteniéndolo. Porque ella es la única institución que se encuentra de forma muy cercana y concreta junto a las personas, previniendo, educando, ayudando, aconsejando, acompañando.

Porque trata a tantos enfermos de sida, especialmente a niños enfermos de sida, como nadie fuera de ella.

He podido visitar uno de esos servicios y conversar con los enfermos. Ésa fue la auténtica respuesta: la Iglesia hace más que los demás porque no habla sólo desde la tribuna periodística, sino que ayuda a las hermanas, a los hermanos que se encuentran en el lugar. En esa ocasión no tome posición en general respecto del problema del preservativo, sino que, solamente, dije –y eso se convirtió después en un gran escándalo-: El problema no puede solucionarse con la distribución de preservativos. Deben darse muchas cosas más. Es preciso estar cerca de los hombres, conducirlos, ayudarles, y eso tanto antes como después de contraer la enfermedad.

(…) Y la realidad es que, siempre que alguien lo requiere, se tienen preservativos a disposición. Pero eso sólo no resuelve la cuestión. Deben darse más cosas.

Entretanto se ha desarrollado, justamente en el ámbito secular, la llamada teoría ABC, que significa: Abstinence–Be faithful–Condom!» (Abstinencia – Fidelidad – Preservativo) en la que no se entiende el preservativo solamente como punto de escape cuando los otros dos puntos no resultan efectivos. Es decir, la mera fijación en el preservativo significa una banalización de la sexualidad, y tal banalización es precisamente el origen peligroso de que tantas personas no encuentren ya en la sexualidad la expresión del amor, sino sólo una suerte de droga que se administran a sí mismas. Por eso, la lucha contra la banalización de la sexualidad forma parte de la lucha por que la sexualidad sea valorada positivamente y pueda desplegar su acción positiva en la totalidad de la condición humana.

Podrá haber casos fundados de carácter aislado, por ejemplo, cuando un prostituido utiliza un preservativo, pudiendo ser esto un primer acto de moralización, un primer tramo de responsabilidad a fin de desarrollar de nuevo una conciencia de que no todo está permitido y de que no se puede hacer todo lo que se quiere. Pero ésta no es la auténtica modalidad para abordar el mal de la infección con el VIH. Tal modalidad ha de consistir realmente en la humanización de la sexualidad.

Pregunta: ¿Significa esto que la Iglesia católica no está por principio en contra de la utilización de preservativos?

Respuesta: Es obvio que ella no los ve como una solución real y moral. No obstante, en uno u otro caso pueden ser, en la intención de reducir el peligro de contagio, un primer paso en el camino hacia una sexualidad vivida de forma diferente, hacia una sexualidad más humana.

No siendo yo teólogo (ni menos moralista) no me atrevo a anotar las palabras del Papa, que me parecen suficientemente claras. Pero «doctores tiene la santa Madre Iglesia»… y algunos de ellos han dicho:

«Es lícito persuadir a uno que haga un mal menor si ya está determinado a cometer un mal mayor. Y la razón es que, quien tal aconseja no pretende un mal sino un bien, es decir, que se elija un mal menor» (San Alfonso María de Ligorio, doctor de la Iglesia, en su «Theologia moralis», p. 353). Y continúa con ejemplos como le gustaba hacer: a quien está decidido a matar es lícito persuadirle para que en vez de eso cometa un robo o una fornicación (en la tradición posterior se decía: que robe a un rico antes que a un pobre; pero Ligorio parece buscar casos de males que no sean sólo cuantitativamente menores, sino cualitativamente, lo cual es más difícil). Lo confirma con citas de San Agustín: «si de todas maneras lo tiene que hacer, mejor que cometa un adulterio que no un homicidio, o mejor una simple fornicación que un adulterio»… [Tomado del blog de González Faus]

Sigo citando a Faus: «Ni siquiera se ha tratado de desconocer la inmoralidad del preservativo (…) Sólo se ha dicho que, por inmoral que sea, puede ser un mal menor que contagiar el SIDA, cuando han fallado los otros dos principios que recomendaba «The Lancet», de abstinencia y fidelidad. No se ha tratado por tanto de principios morales sino de la aplicación de esos principios con sentido común, o con aquello que los clásicos llamaban ‘la sindéresis'».

En lo personal, cuando sale el tema de los preservativos siempre me viene a la memoria un pueblo de un país sudamericano en el que estuve hace tiempo, y en el que una carretera de tierra dividía, a un lado, a la parroquia, y al otro, una hilera de chabolas destartaladas, donde vivían y «ejercían» unas cuantas prostitutas. Apenas separadas por unos metros de calle de tierra estas dos realidades. Lo fácil, para quien desconoce la situación, sería decir «pues que dejen la prostitución y se dediquen a otra cosa«. También es fácil pensar en una realidad de pobreza extrema donde muchas mujeres no tiene más salida que vender lo único que tienen: su cuerpo. Y aquí es donde el condón se convierte en un mal menor. El mal mayor, para quien no se haya dado cuenta, es esta sociedad de consumo que provoca semejandes desigualdades entre los que tienen y los que carecen.

¿Un caso extremo?… Puede ser. Pero no inhabitual. No he estado nunca en África, pero no creo que la situación sea mejor de aquélla que mis ojos vieron.

Dice un antiguo cuentecillo: «en caso de duda, genuflexión«… Y yo me atrevo a decir, respecto al tema que nos toca: «En caso de duda… misericordia«.

Sobre el autor

Javier

Laico vicenciano, afiliado a la Congregación de la Misión y miembro de la Sociedad de San Vicente de Paúl. Gestiona y mantiene varias páginas web cristianas y vicencianas, incluida la Red de Formación "Somos Vicencianos", de la que es cofundador. Es también coordinador de la Comisión de Comunicaciones Internacional de la Familia Vicenciana. Como músico católico, ha editado varios discos. Es director y cofundador de Trovador, una reconocida compañía discográfica católica de España. Graduado en la Universidad Oberta de Catalunya con cuatro grados (Asistente de dirección, Gestión Administrativa, Recursos Humanos y Contabilidad Avanzada). Bilíngüe Español/Inglés. Trabaja en las Tecnologías de la Información, ofreciendo servicios de alojamiento, diseño y mantenimiento Web, así como asesoramiento, formación y soluciones informáticas, gestión documental y digitalización de textos, edición y maquetación de libros, revistas, flyers, etc.

1 comentario

  1. Carlos de la Rivera

    Estoy absolutamente de acuerdo contigo… la clave es la misericordia…

    Yo sí soy profesor de Moral y te cuento que en 1988, en un Congreso de Bioética, celebrado en una Facultad de Teología Moral, un eminente teólogo, el P. Bernard Haring, ya hablaba de esto mismo, pero uno de aquellos «profetas oficiales» lo hizo callar… Las palabras del Papa creo que han sido clarísima y no sabes cuánto me alegro!!!

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