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Sobre libros y hábitos

Sobre libros y hábitos

Esta semana que termina hoy ha sido, en lo personal, complicada por una lumbalgia que me ha tenido medio doblado, y por las idas y venidas a los médicos por diversas causas. La ocasión, de estar más físicamente parado de lo habitual, me ha permitido actualizar algunas webs y terminar un par de libros que tenía a medias; ahora me planteo si le hinco el diente al estudio de Xabier Pikaza, «Evangelio de Marcos, la Buena Noticia de Jesús«, un tomazo de 1.200 páginas que, la verdad, asusta un poco, o leo un par de libros que me han recomendado: «El hombre roto por los demonios de la economía» de Luis González-Carvajal Santabárbara y «Shema lee-escucha-ama» de Pedro I. Fraile Yécora. Aún no lo he decidido pero, posiblemente, dejaré la teología para el parón de Semana Santa y abordaré alguna lectura mas ligerita, quizás algún libro de divulgación científica o alguna obra de Orson Scott Card, autor de ficción que me gusta especialmente y de quien aún tengo libros sin leer.

La afición a la lectura me viene de lejos. Ya en el colegio, siendo un niño, algunos recreos me los pasaba en la biblioteca leyendo a Julio Verne u otros autores similares. En mi adolescencia la guitarra y la lectura llenaban gran parte de mi tiempo libre, hasta tal punto que mi cuarto en la casa paterna se fue llenando de libros para asombro de mis padres, que veían multiplicarse los tomos en mi cada vez menos pequeña biblioteca. Después de independizarme dediqué un cuarto de casa a la biblioteca, pero pronto tuve que comenzar a empaquetar libros, cuando el número de volúmenes ya, literalmente, no cabían en los estantes. Algunos siguen guardados, en cajas, en un pequeño almacén de mis padres; otros acabaron en bibliotecas públicas o en la biblioteca del colegio de los Paúles de Barakaldo. Hoy por hoy mi biblioteca física se compone de unos 700 volumenes y me planteo un nuevo adelgazamiento de la misma. Soy consciente de que el 80% de estos libros vivirán el sueño de los justos y no volveré a abrirlos en toda mi existencia así que, ¿por qué mantenerlos en los estantes acumulando polvo?

A día de hoy, mi ritmo de lectura es menos intenso que en aquellos años juveniles, pero también más ordenado. Mi jornada finaliza, casi siempre, con un libro (o con el ebook) y con una media hora de lectura con música clásica de fondo, o lo que aguanto antes de darme cuenta de que no asimilo nada de lo que leo y que el sueño reclama su espacio. También ha variado la temática.

Leer es un hábito saludable. Tanto como hacer deporte. No estoy seguro de que, entre nuestros niños y jóvenes, esté muy extendida esta afición; la televisión y las nuevas tecnologías viven su momento dorado, posiblemente en detrimento de la lectura. Creo que sería bueno que, en las familias y en los ámbitos educativos, se incentivase la lectura y se pusiese en su lugar a la «caja tonta» y al omnipresente Internet.

Sobre el autor

Javier

Laico vicenciano, afiliado a la Congregación de la Misión y miembro de la Sociedad de San Vicente de Paúl. Gestiona y mantiene varias páginas web cristianas y vicencianas, incluida la Red de Formación "Somos Vicencianos", de la que es cofundador. Es también coordinador de la Comisión de Comunicaciones Internacional de la Familia Vicenciana. Como músico católico, ha editado varios discos. Es director y cofundador de Trovador, una reconocida compañía discográfica católica de España. Graduado en la Universidad Oberta de Catalunya con cuatro grados (Asistente de dirección, Gestión Administrativa, Recursos Humanos y Contabilidad Avanzada). Bilíngüe Español/Inglés. Trabaja en las Tecnologías de la Información, ofreciendo servicios de alojamiento, diseño y mantenimiento Web, así como asesoramiento, formación y soluciones informáticas, gestión documental y digitalización de textos, edición y maquetación de libros, revistas, flyers, etc.

1 comentario

  1. Mitxel

    Excelente comunicación. El último párrafo se queda un poco corto cuando pones en duda la escasez de lectura en adolescentes y jóvenes. Las estadísticas y mi propia experiencia corroboran tal escasez.

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