¿Servidores o aprovechados?
Decir que los políticos son unos caraduras, en general, sería injusto. La norma es válida para cualquier colectivo a cuyos miembros se tilde de cualquier cosa, por el hecho de pertenecer a él. Las generalizaciones, en este sentido, resultan peligrosas y, muchas veces, muy alejadas de la realidad.
Esto no es óbice para reconocer el gran efecto que las acciones de algunos miembros pueden tener en el colectivo completo, de tal manera que la opinión pública se vaya formando una idea que, aún siendo injusta (insisto), luego es muy difícil de corregir. Por ejemplo, pasó con algunos lamentables y condenables sucesos en la Iglesia americana y los tan noticiados casos de pederastia de algunos de sus ministros ordenados. Y hay que decirlo claro: ¡a la cárcel con los delincuentes! La Iglesia no es, por ello, nido de pederastas.
Con los políticos pasa lo mismo. Conozco personalmente a algunos y de varios aseguraría que son personas honestas y con vocación de servicio a la comunidad. De otros quizás no lo tenga tan claro. Lo cual no quite que me aburra con el diario toma y daca de nuestros representantes políticos.
Lo que hoy publica 20minutos.es acerca del sueldo de un alcalde (don Antonio Reguilón Botello) de un pueblo de 1.500 habitantes (Fresnedillas de la Oliva en Madrid) es otro ejemplo. Ni es porque sea del PP, ni porque sea un pueblo pequeño, ni cualquier otra circunstancia colateral. Mucho se podría decir de políticos de otros signos también. Pero, ¡coño, es que cobra 2.600 euros al mes por trabajar dos horas diarias! Y a esto hay que añadirle «gastos de representación e indemnizaciones por razones de servicio», que vete tú a saber cuánto es.
Sencillas matemáticas: le sale la hora a 65 euros, euro más euro menos. A los mileuristas, tan presentes en las noticias en año pasado, la hora de curro les sale a poco más de 6 euros. Y a los que cobran el salario mínimo interprofesional, no llega a 5 euros.
Sigamos con las matemáticas: 40.000 euros brutos al año se embolsará el citado personaje por sus dos horitas de presencia en el ayuntamiento. En jornada completa serían más de 150.000 euros al año… ¿Quién los cobra?, ¡que levante la mano!
Y para más INRI: el dinero se asigna a una partida «de los atrasos del fondo de cooperación local o del 25% del plan PRISMA que la Comunidad invierte en el municipio«. O sea, que el dinero que viene para promover el bienestar de la comunidad, acaba en el bolsillo del alcalde. ¡Muy bien, señor Antonio!
El señor Antonio no estaba localizable. «Los intentos de 20minutos para ponerse en contacto con Reguilón Botello han sido infructuosos«. Ahora hará una rueda de prensa muy preparadita y no sólo justificará el presupuesto, sino que lanzará mierda a los partidos de otros signos, ¡como si lo viera! El «tonto, tú más» funciona a la orden del día en la clase política. Y, si no, al tiempo…