
Más cerebro y menos tetas

Parece que la ministra de igualdad, sra. Aído, tiene cierta obsesión por la entrepierna y adyacentes; léase, ahora, el tetamen femenino.
Para defender su propuesta abortiva, incluso a menores de edad sin consentimiento paterno, ahora va y suelta que «una joven puede ponerse tetas sin que sus padres lo sepan«. Yo, con todo el respeto, le recomendaría a la sra. Aído un poco más de cerebro y menos tetas.
Bibiana pasará a la historia (la menor) por sus frases incoherentes. Pobrecita. Como dice Jesús Bastante en su blog, «¿Cómo se puede justificar el aborto de una menor sin consentimiento paterno comparando ese proceso con una operación de incremento de pecho?«.
Francamente, no tengo claro si es necesaria o no la autorización paterna para cirugías antes de la mayoría de edad. Según el viento de cada cual, allá le ponen el acento, y servidor no es ni abogado ni jurista, a Dios gracias; aunque no viene mal leer cosas como ésta, en Libertad Digital: «Para los menores, operarse de apendicitis requiere el permiso que no hará falta para abortar» que viniendo de donde viene la leo con cierta distancia. Pero ahí está la declaración.
Existe eso que se llama el «sentido común», pero ya sabemos que escasea últimamente entre los promotores de la sociedad de bienestar a costa de los no nacidos. Eso de que el Gobierno tenga más que decir que unos propios padres a la hora de pensar sobre un embarazo adolescente no parece muy normal.
¿Paridad significa decir paridas? Entonces Aído lo está bordando.