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Nada sin Jesús

Nada sin Jesús

Uno de los autores cristianos a los que admiro y que no deja de sorprenderme cada vez que saca un disco nuevo es Luis Enrique Ascoy, a quien conozco ya desde años y del que me precio de ser amigo.

Luis Enrique, peruano, lleva haciendo música cristiana 25 años. Con sus altibajos y con un duro caminar muchas veces, a principios de los 90 decidió dejar su carrera profesional (es abogado) para dedicarse por entero a la evangelización a través de la música. Desde entonces han sido muchos los encuentros, conciertos, seminarios, que Quique ha dado a lo largo y ancho de América Latina, y también en España, donde tenemos la suerte de haberle recibido varias veces.

Su último trabajo se llama «Generación Zanahoria», y es de los discos que no te puedes perder. Un soberbio trabajo de Kiki Troia en los arreglos, y una decena de canciones magistrales. Hay una que me tocó el corazón desde la primera vez que la escuché: se llama «Cómo te explico» y es toda una declaración de principios. Esta es la letra:

CÓMO TE EXPLICO

Ni el mejor de los salarios,
ni el mayor de los aumentos,
ni vivir para el trabajo,
ni morir en el intento.
Ni ser genio titulado,
ni una beca al extranjero,
ni el más razonable y entendible apego.
Ni tus ahorros en el banco,
ni el seguro más completo,
ni el más estruendoso aplauso,
ni el más codiciado puesto,
ni siquiera un ser amado,
ni el más ardiente deseo,
ni el prestigio, ni la fama, ni el dinero.

Cómo te explico que nada, nada,
nada de lo que es, nada,
nada de nada vale la pena sin Jesús.

Nada, nada, nada de lo que es, nada,
nada de nada vale la pena si no está Jesús.

Ningún éxito logrado,
ni el mejor de tus proyectos,
ni el deseo más humano,
ni el más válido argumento,
ni aquel título logrado,
ni el mayor merecimiento,
ningún Pulitzer, ni un Óscar, ni un «lo nuestro».
Ningún cargo, ni un encargo,
ningún precio, ni un aprecio,
ningún grado ni un postgrado
ningún sueño ni un ensueño,
ni un adagio, ni un presagio,
ni el anverso, ni el reverso,
y aún así podrá seguir con más ejemplos.

Este es el video de una actuación en directo de Quique, cantando la canción:

La canción es una auténtica catequesis sobre el seguimiento al Resucitado, un caminar que hacemos día a día, donde la prioridad es clara: «primero Dios», como tanto se dice en América, y el resto como añadidura. Esa meridiana claridad que da el saber que en primer lugar está Jesucristo y su obra, el Reino de Dios, trae a la memoria muchos textos evangélicos, entre ellos aquél de Lucas que dice “Ninguno que poniendo su mano en el arado mira hacia atrás, es apto para el reino de Dios” (Lc 9, 62), o también aquél en Mateo: «El que quiere a su padre o a su madre más que a mí, no es digno de mí; el que quiere a su hijo o a su hija más que a mí, no es digno de mí; y el que no coge su cruz y me sigue, no es digno de mí» (Mt 10, 37-38).

Sobre el autor

Javier

Laico vicenciano, afiliado a la Congregación de la Misión y miembro de la Sociedad de San Vicente de Paúl. Gestiona y mantiene varias páginas web cristianas y vicencianas, incluida la Red de Formación "Somos Vicencianos", de la que es cofundador. Es también coordinador de la Comisión de Comunicaciones Internacional de la Familia Vicenciana. Como músico católico, ha editado varios discos. Es director y cofundador de Trovador, una reconocida compañía discográfica católica de España. Graduado en la Universidad Oberta de Catalunya con cuatro grados (Asistente de dirección, Gestión Administrativa, Recursos Humanos y Contabilidad Avanzada). Bilíngüe Español/Inglés. Trabaja en las Tecnologías de la Información, ofreciendo servicios de alojamiento, diseño y mantenimiento Web, así como asesoramiento, formación y soluciones informáticas, gestión documental y digitalización de textos, edición y maquetación de libros, revistas, flyers, etc.

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