Sobre ser cristiano
Cuentan que Alejandro Magno, uno de los más grandes militares de la historia, que conquistó prácticamente el mundo conocido en su época, una noche, durante una campaña, no podía dormir, así que dejó su tienda a dar un paseo por los campos.
Mientras paseaba se percató que uno de los soldados que hacía guardia se había quedado dormido, una terrible falta que acarreaba, incluso, la pena capital. El soldado comenzó a despertar cuando Alejandro Magno se acercaba a él. Reconociendo quién era aquél que se aproximaba, comenzó a temer por su vida.
«¿Sabes cuál es el castigo por quedarse dormido durante el turno de guardia?», le preguntó Alejandro Magno..
«Sí, señor», respondió con trémula voz el soldado.
«Soldado, ¿cómo te llamas?», le preguntó Alejandro Magno.
«Alejandro, señor».
Alejandro Magno repitió la pregunta: «¿Cuál es tu nombre?»
«Mi nombre es Alejandro, señor», repitió el soldado.
Por tercera vez, con voz más alta, Alejandro Magno preguntó: «¿Cómo te llamas?»
De nuevo, el soldado respondió on voz temblorosa: «Alejandro, señor, mi nombre es Alejandro».
«Soldado», dijo Alejandro Magno mirandole a los ojos con intensidad, «Una de dos: o cambias de nombre o cambias de actitud».
No es fácil ser cristiano en los tiempos que corren. Sería deseable que los que así nos llamamos, lo fueramos con todas sus consecuencias, de acuerdo a la grandeza y tarea que lleva el seguimiento a Jesucristo. Que aquellos que llevamos el nombre de Cristo, llamándonos cristianos, vivamos de acuerdo a lo que Cristo vivió y enseñó.
Te invito a que te acerques hoy a tu Biblia y reflexiones estos pasajes: 2 Timoteo 2, 19; Santiago 2, 7; 1 Pedro 4, 16.